El dato biológico.
Por David Álvarez Martín
La pregunta de quiénes somos demanda una respuesta que trascienda cualquier argumento que no pueda fundarse objetivamente. No niego la validez de explorar todas las formas de explicar ésta o cualquier otra cuestión, pero la honestidad de una averiguación radical demanda encontrar, sin dejar de dudar de su posible provisionalidad, una respuesta allende creencias o suposiciones. ¿Quiénes somos? Cada uno es resultado de la integración biológica de un hombre y una mujer (cuando la clonación se generalice será otro problema), de un ovulo y un espermatozoide, con independencia de que sean a quienes llamamos padre o madre.
Los dos seres humanos que brindaron su material genético para formarnos son resultado de un proceso similar, por tanto, allende nuestra inmediata conformación, somos resultado de una inconmensurable cadena de uniones genéticas que se remontan al surgimiento de nuestra especie y, tras de ella, de las especies de donde evolucionamos hasta el mismo surgimiento de la vida, fuera en nuestro planeta, o procedente de otras partes del universo, o ambas a la vez.
Abiertos a todas las posibles conquistas de la ciencia en el futuro, es innegable que cada uno de nosotros es resultado, en último término, de un modo particular de lo que llamamos vida y por evolución de dicha realidad existimos como parte de una forma particular, eso que llamamos homo sapiens, y dentro de esa especie somos cada uno un individuo con las particularidades de un largo proceso de mezcla de características de miles y miles de uniones de hombres y mujeres que nos precedieron.
Constituidos como la individualidad que somos, el dato biológico nos brinda posibilidades que hasta el momento no conocemos en ninguna otra especie de ser viviente, somos los únicos conscientes de nosotros mismos y nuestro entorno, capaces de aprender hasta niveles muy complejos de abstracción, experimentamos fenómenos como la esperanza, las creencias y la sensibilidad estética, vivimos con sentimientos y emociones. Coronamos esa gran riqueza genética con la razón como espacio de sentido a la capacidad consciente de que estamos dotados. Por ultimo, fruto justamente de esas dotes propio de nuestra especie, miramos hacia delante y tenemos a la muerte, la de cada uno de nosotros, como limite absoluto.
Esta es nuestra plataforma para cualquier ulterior divagación acerca de nosotros mismos como individuos o especie. Incluso quienes consideran la existencia de factores allende la naturaleza biológica, lo hacen por y desde su realidad biológica.
jueves, 18 de enero de 2007
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