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miércoles, 4 de abril de 2007

¿Qué comen los pobres?

Comentario: Ahora que estamos en Semana Santa y que para muchos que somos creyentes incluimos diversas formas de ayuno y abstinencia al consumo de carne, me hago la pregunta sobre qué comen los pobres en la República Dominicana. La respuesta nos la da nuestra amiga Tahira Vargas.


ALIMENTACIÓN Y CLASES SOCIALES
¿Qué se come en los campos y en los barrios marginados?
En muchas familias sólo se come una sola comida al día y en otras dos comidas al día.
Tahira Vargas/Especial para Clave Digital

(A propósito de las estadísticas ofrecidas por el presidente Leonel Fernández sobre el consumo de alimento de la población).
Las cifras de desnutrición de un 27% en la población dominicana --que ofrece el Programa Mundial de Alimentos (PMA) en su último informe-- pueden quedar cortas cuando observamos lo que come la gente cotidianamente, y cuando vemos la calidad de la alimentación de la población dominicana.
Este artículo es fruto de trabajos de campo recientes (noviembre-diciembre y enero) en campos de San Juan de la Maguana, Padre las Casas y Neyba. Las referencias a los barrios del estudio son también de investigaciones recientes en Gualey, Capotillo, Los Alcarrizos y Herrera.
En nuestro trabajo de campo nos insertamos en las comunidades a convivir con la gente en sus casas. En la convivencia registramos la alimentación diaria de las personas en los lugares seleccionados y, a grandes rasgos, podemos afirmar que la alimentación es altamente deficiente, carente de las verduras y otros vegetales, de carne, de leche, de queso y de otros alimentos ricos en proteínas.
Los hábitos alimenticios de nuestra gente están dominados por las pautas culturales que se mezclan con las escasas posibilidades económicas para adquirir ciertos alimentos. Esta realidad se suma al poco conocimiento existente sobre los requerimientos alimenticios diarios que debe tomar en cuenta una familia. La gente come lo que puede y cuando puede. Pudimos establecer que hay hogares donde se pasan hasta 3 y 4 días y no se “prende un fogón”.
Algunos detalles sobre los registros de los alimentos consumidos en dos semanas de trabajo de campo en las comunidades referidas, lo presentamos a continuación:

Desayuno: inexistente en raras ocasiones un yaniqueque con chocolate de agua o un café. Otras veces sólo víveres salcochados (guineos, yuca o yautía).

Almuerzo: la poca variedad de la comida es tangible. El almuerzo está totalmente ausente la carne. Ni siquiera la carne de pollo está al alcance de muchas familias, apenas en algunos casos “pico y pala” (pescuezo, molleja y pata).

La asignación de los alimentos de dos semanas es la siguiente:

Almuerzo: 1_ Guineos verdes o yuca salcochada con salami.
2_ Moro de guandules con huevos revueltos
3_ Arroz con guandules y salami
4._ Arroz con habichuelas y aguacate
5_ Arroz con guandules

Cena: La cena es casi inexistente también. En algunos casos víveres salcochados (guineos verdes, plátanos, yuca).

En muchas familias sólo se come una sola comida al día y en otras dos comidas al día.
Esta realidad de poca alimentación y poca variedad en las comidas es tangible en los hogares rurales y urbano-marginales.
Realmente la alimentación de los sectores más pobres de nuestra sociedad, barrios urbano-marginales y campos, es muy precaria.
Lamentamos mucho que el Presidente Fernández afirme que la gente está comiendo carne y huevos, porque en las zonas que hemos visitado la carne está totalmente ausente de la comida diaria porque es muy cara y no siempre está disponible en oferta.
La carne de pollo es la más accesible y se come en algunas comunidades 1 ó 2 veces a la semana o se adquiere el “pico y pala”, en otras comunidades no se ingiere.
Se necesita una mayor claridad en quienes toman las decisiones de políticas sociales sobre lo que realmente está ocurriendo en los hogares pobres de nuestro país, para ello hay que convivir con la gente y observar la cotidianidad de nuestro pueblo.
No es suficiente el manejo de los indicadores macro de la sociedad dominicana, se debe abordar la realidad desde lo micro y con una visión más etnográfica de la misma.
Es urgente un impacto en el mejoramiento de la calidad de vida y de la alimentación de nuestra gente. La desnutrición y hambre son el pan nuestro de cada día, y el pan no se come en los hogares de nuestros campos y en muchos barrios de nuestro país.

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