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lunes, 26 de febrero de 2007

Gustavo Bueno

«La nación española como concepto está amenazada»


Gustavo Bueno, filósofo y catedrático emérito de la Universidad de Oviedo
Eva Vélez
(Fuente: www.lahoradeasturias.com)

La carismática personalidad de Gustavo Bueno no deja indiferente a nadie, al igual que su filosofía. Tiene ideas propias y las argumenta sin vacilar. Es un filósofo innovador y arriesgado, cercano en el trato, capaz de levantar la polémica allá donde va, admirado y criticado por igual. Desde 1960 hasta 1998 ocupó la Cátedra de Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos en la Universidad de Oviedo. Defiende la función de la Filosofía como un elemento vital en el conjunto del saber y todavía imparte lecciones a quien quiera escucharle.
-Usted nació en La Rioja, pero lleva más de 50 años en Oviedo. ¿Sus afectos cómo se reparten?
-Tengo afecto a las dos comunidades desde siempre. El hecho de haber nacido en La Rioja es importante, pero llevo ya 50 años en Asturias y comparto ambos sentimientos, no existe dificultad ninguna.
-Llegó en los años 60 a Oviedo. Como catedrático, podría haber ido a otros destinos, ¿por qué precisamente eligió Oviedo?
-Por muchas razones. Primero, por tradición familiar, mi padre era muy amante de Asturias, había estado en México y había tenido mucho contacto con asturianos, sobre todo de la zona de Llanes y Villaviciosa y mi casa siempre estaba llena de fotografías de Asturias, es más, el mayor recuerdo que tengo es que las primeras piezas que toqué en un piano, ya que estudiaba música entonces, era algo sobre ‘Villaviciosa hermosa’, de propaganda de Sidra el Gaitero. También mi abuelo tenía las obras de Feijoo, que yo leía con 16, 17 años, convirtiéndose en mi lectura favorita, y al hablar de Oviedo se convertía en una ciudad muy cercana.
-Es miembro de honor de la Fundación para la Defensa de la Nación Española. ¿Cuáles son sus objetivos?
-Lo dice el mismo nombre. Se creó en diciembre de 2005 por un grupo de personas a las que conocí a través del Foro de Ermua, como Juan Aristi o Amando de Miguel. La idea central es que la nación española está siendo atacada de un modo directo e indirecto, desde fuera a partir del 11-M y desde dentro por los estatutos de autonomía, como el de Cataluña o los planes de Ibarretxe. La nación española como concepto está amenazada y no solamente por el terrorismo, que ya es evidente, sino también por partidos políticos legítimos y legales. Por ello, la constitución de esta Fundación tiene como objetivo defender a la nación española en todos los puntos donde esté atacada.
-¿Ejemplos concretos?
-Algunas son cosas menudas, pero muy importantes, como puede ser la Ley de Banderas. Así, por ejemplo, en los ayuntamientos vascos está presente la ikurriña, pero la bandera española no y nuestro papel consiste en denunciar este hecho. Estudiamos las fuentes del antiespañolismo, el alcance que tienen estos movimientos separatistas o incluso confederalistas.
-En el caso de Ibarretxe y su encausamiento, ¿los jueces son justos o pecadores?
-Yo creo que a Ibarretxe no le han encausado por dialogar como él dice. Se siente metido dentro de la patria vasca y está como iluminado. Ha sido encausado por haber dado beligerancia a Otegui, que pertenece a un partido ilegítimo. Se ha reunido con él en una sede autonómica, en Ajuria Enea, si hubiera dialogado con él en un café hubiera sido distinto, y no querer reconocer esta diferencia, ni él ni todo el grupo del PNV, es intolerable. Las instituciones les traen sin cuidado porque significan España. Lo del diálogo de Zapatero es lo mismo, dan la imagen de dos insensatos que no saben lo que dicen. No tienen conceptos. Ibarretxe no se ha parado a pensar dos veces en esto de la paz, «yo quiero la paz», afirma.
-¿Qué es la paz?
-La guerra es la perturbación de un orden y la guerra quiere volver a poner el orden, pero es el orden del victorioso, es la paz de la victoria, sino hay victoria no hay paz, una paz sino tiene vencedores ni vencidos es otra cosa. La paz es la paz de la victoria. Entonces la paz en el País Vasco sería el orden y este orden está perturbado por la ETA que quiere separarse y la paz para la ETA, para los separatistas y para el PNV es la paz de la independencia de Euskadi y la paz para España es la paz de España, son dos realidades contradictorias. Ibarretxe debería decir queremos la independencia del País Vasco.
-¿Unidad nacional es lo mismo que identidad?
-No. En mi libro ‘España no es un mito’ defiendo la tesis de que no creo que la nación se vaya a romper en trozos, es casi imposible que se vaya a separar de hecho, ya que los intereses comerciales, familiares y de parentesco son muy fuertes. Una cosa es que se rompa esa unidad o se fragmente, como pasa en Bosnia y otra cosa es que se rompa la identidad española, eso sí que corre un peligro gravísimo. La unidad es diferente de la identidad. La unidad es la conexión de las partes de una sociedad y esa unidad puede mantenerse aún estando separados entre sí, pero aquí de lo que se trata es de identidad, que exista una identidad española.
-¿Y carecemos de esa identidad?
-Se ve en multitud de detalles. Por ejemplo, en los nombres, en las denominaciones, apenas se dice España, se dice el Estado español. Se habla de la Orquesta Nacional Catalana, constantemente se están utilizando recursos para que desaparezca España.
-Así, el sistema educativo de las autonomías también fomenta el enfrentamiento y esa pérdida de identidad.
-La política educativa de las comunidades autónomas es totalmente sectaria. La nación española está totalmente atacada. La historia de España está tergiversada en Cataluña, a los Reyes Católicos no les llaman así, sino de otro modo, comienzan una historia fantástica con Borrel I como si hubiera sido el primer rey de Cataluña, cuando Borrel I era un conde de Barcelona cuando ni existía aún Cataluña...
-Usted analiza el discurso de Zapatero y lo ha definido como ‘pensamiento Alicia’, es decir, una deformación ideológica de la conciencia de tipo infantil.
-Sí. Una vez leí una entrevista a Zapatero en la revista Marie Claire en donde afirmaba que estando en la ONU y mirando al cielo se le ocurrió la idea de la Alianza de las Civilizaciones, su particular «panacea para todos los problemas políticos», una especie de revelación, pero era una ecolalia en el espejo. Intenté determinar cuál era la filosofía de Zapatero y la más parecida era la de Alicia en el País de las Maravillas. Alicia era una niña inventada por Lewis Carroll, profesor de Lógica y Matemáticas, que dibujó en Alicia un prototipo de pensamiento infantil e ingenuo, bienintencionado, que no ve dificultades, que quiere vivir en un mundo maravilloso y lo consigue atravesando el espejo. En la trayectoria reciente del gobierno de Zapatero hay numerosos ejemplos que atestiguan esta línea de ‘pensamiento Alicia’, como el proyecto de ley para hacer de los simios personas humanas o bien la cuestión de los matrimonios homosexuales, que no es cuestión de palabras, sino de conceptos. El tema de la alianza de las civilizaciones también es un claro ejemplo. Eso es el ideal de la humanidad, muy utópico, sale de su ideología panfilista y es todo puro humo. El pensamiento Alicia no es utópico porque cree que existe su fantasía y que además no tiene ninguna dificultad en ir hacia él, basta con atravesar el espejo. Es un pensamiento absolutamente bobo, de adolescentes. Zapatero ha descubierto el arte de solemnizar lo obvio.
-En los años 70 le quemaron un Land-Rover, en la época de Mateu de Ros. ¿En qué ha cambiado Gustavo Bueno?
-He cambiado como ha cambiado todo el mundo. De aquel episodio nunca se supo el porqué. Hubo dos hipótesis sobre la autoría, o los Guerrilleros de Cristo Rey o un grupo anarquista que venía de Madrid. El coche lo dejaron destrozado y todavía estaba sin pagar. Pero también tuve otro enfrentamiento en aquella época, en 1976, cuando me tiraron un bote de pintura. Yo estaba en clase, llamaron a la puerta con la disculpa de que me llamaban por teléfono y me agarraron entre varios, me pegaron una paliza y me tiraron un bote de pintura por encima con un cartel que ponía «lacayo del capitalismo» y firmado por un grupo maoista que venía de Cataluña. Hace seis años Julia Otero me entrevistó y recreó esta situación, pero en vez de tirarme pintura, me tiraron flores por encima. Pero volviendo a la cuestión de los cambios, considero que el cambio más importante desde mi punto de vista ha sido la caída de la URSS, que motivó la transformación de todos los conceptos de derecha e izquierda. Supuso el derrumbamiento de todos los partidos comunistas, como lo cambió también el 11-S.
-La cuestión de la pena de muerte es uno de los temas más conocidos y polémicos de su filosofía al ser partidario de la misma.
-Y sigo siéndolo. Me doy cuenta de que hay ciertas ideas que sino está el mundo preparado, es inútil escribir sobre ellas. Por ejemplo, mi libro ‘El mito de la cultura’ ha tenido varias ediciones, pero es como si no lo hubiera escrito porque la gente no lo lee y con la pena de muerte ocurre lo mismo. Existe un gran dogmatismo y se alzan voces tachándome de antidemocrático. Cuando mataron a Miguel Angel Blanco me llamó Concha García Campoy y no comprendía como yo podía escribir aquello, ella me conocía como un progre y ni me dejaba explicárselo.
-Convénzanos.
-La pena de muerte es una institución tradicional, se remonta a los babilonios, los griegos, los romanos, Santo Tomás de Aquino, Kant, Hegel hasta el juicio de Nuremberg, cuando se encausaron a los dirigentes nazis por crímenes contra la humanidad. Yo me pregunto, ¿y esa señora quién es? ¿Por qué no ahorcan a Carlomagno? Es el patrón de Europa y aniquiló a pueblos enteros. La democracia prototipo es la de EE UU y tiene pena de muerte. Tengo una argumentación muy extensa, pero es como si dijera misa. Me da pereza, ya me han insultado en numerosas ocasiones, no se enteran, salen todos vociferando y hablando del humanismo, con su pan se lo coman.
-¿Qué diría a aquellos que consideran que ocuparse de Gran Hermano no es tarea de filósofos?
-Respondo a esa pregunta con Sócrates. Hay un diálogo de Sócrates con Parménides en donde le pregunta: «¿Entonces el pelo y la basura también tienen ideas?» y Parménides le responde: «Eres muy joven y no sabes que también el pelo y la basura merecen la atención de la Filosofía». ¿De qué habla la Filosofía? Pues de lo que existe.

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