Ser humano es un fenómeno de comunicación. Vivimos en cuanto percibimos y compartimos. Este es un espacio para alcanzar a la mayor cantidad posible de otros seres humanos y compartir lo que vivo, pienso y juzgo.

viernes, 23 de marzo de 2007

Luis María Cifuentes

«Defendemos una educación de carácter reflexivo y crítico, nunca de adoctrinamiento»

«El conflicto surge porque un partido político lo utiliza como objeto de lucha»

Luis María Cifuentes
Presidente de la Sociedad Española de Filosofía

V. ESCANDÓN

Luis María Cifuentes, presidente de la Sociedad Española de Filosofía y profesor de Filosofía del IES Nuestra Señora de la Almudena en Madrid, ofreció ayer en el Centro del Profesorado de Gijón una conferencia, titulada «¿Por qué la educación ético-cívica?», en la que abordó la problemática suscitada por la puesta en marcha el próximo curso de la asignatura Educación para la Ciudadanía, que no ha sentado muy bien en algunos sectores religiosos.

-¿Qué opina de Educación para la Ciudadanía?

-Esta asignatura no es nueva para nosotros, porque ya existía ética en cuarto de la ESO y antes en BUP. Por tanto, es una asignatura que tiene una tradición histórica como filosofía moral. Desde el año 80, en la educación española no existe esta composición doble de elementos de ética cívica, de ciudadanía, de derechos humanos.

-¿Con qué intención se crea ahora?

-Se ha querido reconocer el fracaso de las transversales, que eran unos temas comunes que se deberían dar en los centros, en los cuales los profesores tratasen de educar en valores a todos los alumnos. Esa forma de enseñar la educación cívica no ha cuajado en muchos centros, sobre todo en los institutos. Por eso el Ministerio ha querido replantearse la situación y con la nueva ley educativa ha puesto una asignatura que no fuera transversal y que complemente los proyectos educativos.

-También habrán influido los cambios sociales.

-No hay que olvidar que la sociedad ha cambiado, porque ahora se está dando en los centros la convivencia de alumnos de distintas culturas y religiones, sobre todo en los centros públicos, en los que existe multiculturalidad. Es muy importante y necesario pensar sobre qué bases comunes podemos convivir. De ahí que el único eje sobre el cual se puede vertebrar esa reflexión tiene que ser en los valores que tienen un carácter universal, que son los que están reconocidos en los derechos humanos y en la Constitución española, que es la base de nuestra convivencia.

-Con esta nueva asignatura, ¿los centros dejan de tener una mayor responsabilidad a la hora de educar los valores?

-Para nada, la puesta en marcha de la asignatura no significa que los centros educativos no tengan que preocuparse de la educación en valores. Todos lo tienen que continuar haciendo bien, sea de forma implícita o explícita.

-¿Por qué surge esta gran polémica?

-Se crea porque un sector de la Iglesia católica, pero no todos los católicos, piensa que invade la moral privada de las familias y los derechos de los padres a educar en unas convicciones morales determinadas a sus hijos. Creen que una moral católica no tiene que ser invadida por esta asignatura, que es obligatoria y les va a transmitir unos valores que pueden ser contrarios. El problema es cómo interpretan esa invasión de la intimidad familiar y de los derechos de los padres. En eso es con lo que no estamos de acuerdo los que defendemos esta educación ético-cívica, que es de carácter reflexivo y crítico, nunca de adoctrinamiento.

-Quizás, ése sea el mayor temor de las familias.

-No vamos a adoctrinar a nadie, ni mucho menos obligarlos a pensar en unas formas determinadas de conducta y a inculcarles unos determinados valores, a no ser que se digan que esos valores no sean deseables. Por ejemplo, la no discriminación de los homosexuales, porque puede haber gente que piense que hay que llevarles a un «gueto» y no reconocer sus derechos, ahí sí que puede haber confrontación. Se trata de concienciar a las personas de que pueden convivir de otra manera, siempre y cuando no se altere la vida de los demás.

-¿Existe, por tanto, un conflicto real?

-Es un conflicto ficticio. Creo que más que nada es una lucha política que se está manifestando entre un determinado partido político que considera que esto puede ser también objeto de lucha y se está instrumentalizando, porque no hay ninguna parte del currículo que diga que se van a inculcar unos valores únicos y definitivos a los alumnos en contra de otros.

-¿Se ha politizado demasiado la decisión?

-Por supuesto que se ha politizado, porque no creo que haya tantas diferencias entre la reforma que ha hecho el PSOE y la que llevó a cabo el Partido Popular. Se ha movilizado a la sociedad aprovechando esta nueva asignatura para atacar al Gobierno. Si se analiza a fondo, quizás hay algunos puntos, pero nada significativo. Por otro lado, cuando la mayor parte de los colegios concertados está en manos de la patronal católica, ahí se ha producido un desajuste. Ese desajuste lo que ha hecho es que la Federación Religiosa de la Enseñanza (Fere), por ejemplo, ha dialogado con el Gobierno para aceptar la asignatura, mientras que otros sectores de la Iglesia católica no han llegado ni a negociar.

-¿Qué aportará a los alumnos Educación para la Ciudadanía?

-La asignatura debería aportar una reflexión sobre la democracia, la convivencia y la pluralidad de opciones morales y religiosas. Le ayuda a reflexionar críticamente sobre muchos aspectos y le servirá como material para pensar, porque lo hacemos desde la filosofía, no desde el adoctrinamiento. Considero que para que tenga éxito tiene que haber una ética-cívica que prescinda de las tradiciones religiosas y busque puntos de convergencia con los alumnos.

-¿Es partidario de suprimir las clases de Religión del horario lectivo?

-Puestos a hacer un análisis crítico, desde mi punto de vista laico, la religión confesional debería desaparecer de la escuela pública. El problema es que no se van a impartir sólo clases de Religión Católica, sino que van a entrar también los musulmanes y los luteranos; y que los ministros de esas religiones pongan allí a sus profesores me parece que es una vergüenza y la escuela pública no debería consentirlo. Eso no quita para que no se conozca la historia de las religiones, porque es un patrimonio cultural.

No hay comentarios: