Miguel Guerrero

La columna de Miguel Guerrero
Por Miguel Guerrero / El Caribe
Lunes 5 de marzo del 2007


En la sencilla e histórica ceremonia en la que se anunció el ingreso formal del país al Tratado de Libre Comercio, el presidente Fernández dijo que se trataba de un triunfo del Estado dominicano, del concepto de continuidad que debe regir en una nación moderna y democrática. “ Eso pone de relieve”, dijo el mandatario, “que cuando distintas administraciones son capaces de representar el interés nacional, RD puede avanzar. Es la visión nuestra de que esa política se puede aplicar en el futuro, no creer que un gobierno no debe reconocer lo que otro haya hecho porque sea de un partido político distinto”. Estoy de acuerdo con esa concepción del ejercicio del poder. Y de seguro los adversarios del señor Fernández lo estarán también. ¿Y saben por qué? Porque esa visión echa a rodar todos los argumentos que se esgrimen para sustentar la necesidad de su reelección como Presidente. Históricamente el continuismo presidencial se ha sustentado en este país en la creencia errónea de que no existen sustitutos. En el pernicioso providencialismo que intenta ver en mandatarios en ejercicios dotes imposibles de encontrar en otros dirigentes.” Yo soy, señores, un instrumento del destino”, decía Balaguer. Ahora no se puede inventar porque “sólo con él se gana”. ¿Cuál es la diferencia?La verdad es que la misma historia dominicana nos enseña que no se requiere de ninguna condición especial para ejercer la Presidencia. Y la Constitución, que entre nosotros ha sido siempre “un pedazo de papel”, no pone más limitaciones que las relacionadas con la edad y el estatus de los derechos civiles de los pretendientes. El propio Fernández, en ocasión de nuestro ingreso al DR-Cafta, muy juiciosamente nos recordó que el concepto de la continuidad del Estado es lo que en realidad necesitamos. Los entusiastas de su reelección han sido privados de su mejor argumento. Cosas de la política.

Miguel Guerrero es escritor y periodista
mguerrero@mgpr.com.do