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jueves, 1 de febrero de 2007

Alejandro Korn

Alejandro Korn: Un filósofo popular

Alejandro Korn, un intelectual y reformista platense

El célebre poeta nos ha dejado media docena de pulcros ensayos filosóficos dispersos en revistas,
algunos reunidos en edición privada; otros tantos estudios de figuras capitales de la filosofía y una historia de las ideas argentinas.

Por Ricardo Santiago Katz (*)
Especial para Agencia NOVA

Primera parte

El 9 de octubre de 1936 fallecía en la ciudad de La Plata, el médico y pensador: Alejandro Korn. Hombres de distintos sectores, en representación de entidades disímiles, afirmaron en su oportunidad, que “desaparecía una de las figuras de más honda significación cultural de América.

Contrastan esas afirmaciones con el mutismo de las esferas oficiales, con la ceremoniosa frialdad de la prensa prominente y hasta de la escasa difusión de la obra escrita del intelectual desaparecido.

¿Acaso quienes proclamaron su valor excepcional exageraron su significación por una complacencia póstuma? No. Esos panegiristas frecuentaban a diario lo más representativo del pensamiento antiguo y contemporáneo: estaban habituados a comparar y discernir.

Las grandes reputaciones intelectuales de la Argentina se basan en una bien dosificada propaganda o en una eficaz organización de apoyo mutuo. Korn rechazó tales recursos. Empleó la crítica con más frecuencia que el elogio y sus escritos acusan una deliberada intención polémica.

Las disciplinas que él cultivó se prestan admirablemente al énfasis doctoral y al empleo de una jerga solemne y académica. Korn, en cambio, se empeñó en disimular su genuina maestría enseñando llana y cordialmente. Poseía un estilo compendioso, casi aforístico, dando por sabidos muchos razonamientos intermedios en su afán de arribar a conclusiones rotundas.

Nos ha dejado media docena de pulcros ensayos filosóficos dispersos en revistas, algunos reunidos en edición privada; otros tantos estudios de figuras capitales de la filosofía y una historia de las ideas argentinas.

En un país de meros expositores, de glosadores enfáticos y de versátiles imitadores, la obra personalísima de Alejandro Korn no podía menos de provocar extrañeza, decía el historiador profesor Luis Aznar.

-Soy un hombre de mi tiempo y de mi medio- solía manifestar el filósofo, justificando la variedad de ocupaciones que habían reclamado su actividad. Ejerció la medicina en los medios rurales, especializándose luego en psiquiatría; fue profesor secundario y actuó por temporadas en política, antes de arribar a su verdadera vocación: la enseñanza superior de la filosofía.

La definitiva personalidad del maestro nació el día que ocupara una cátedra universitaria y empezó a buscar la entraña de los grandes pensadores del pasado. Ya era, por entonces, un hombre maduro.

La verdadera biografía de Korn debería comenzar en su ancianidad gloriosa e ir remontándose hacia su juventud, diversificada en variadas ocupaciones y preocupaciones, que él logró reunir en una ceñida y austera unidad, venciendo así las incitaciones de un medio y las exigencias de una época que hacía de cada argentino culto un hombre orquesta.

Su padre, Adolfo Korn, fue un médico alemán emigrado de su país por motivos políticos. Militar de carrera, simpatizaba con las ideas revolucionarias que invadieron la Europa central a raíz de la prédica de Manzini y de la formación de la “Joven Italia”.

Por negarse a participar en la represión de una huelga de tejedores en la Alta Silesia, debió huir a Suiza en circunstancias un tanto novelescas. Allí estudió medicina y conoció a la que luego sería su esposa: Berena Meyer.

También se vinculó con un médico uruguayo que lo incitó a trasladarse a Sudamérica. Adolfo llegó a Montevideo en lo más crudo de la lucha entre Oribe y Rivera. Por exteriorizar su indignación ante el salvajismo de que hacían gala uno y otro bando se vio forzado a salir de Montevideo, trasladándose a nuestro país y radicándose al poco tiempo en el pueblo de San Vicente.

Allí, en ese paraje de la provincia de Buenos Aires, formó su hogar, alternando el ejercicio de su profesión con las tareas de agricultor. El primer hijo de este matrimonio, Alejandro Korn, nació en dicha localidad, el 3 de mayo de 1860.

(*) Licenciado en Ciencias de la Educación y escritor bonaerense.

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